Alien (1979) de Ridley Scott
En 1979 se estrenaba Alien, un clásico que consiguió redefinir los límites de la ciencia ficción y el terror, dando inicio a toda una saga que incluiría sucesivas entregas en la gran pantalla, cómics y videojuegos. No sería apropiado continuar con esta reseña sin antes hacer una referencia a la figura del talentoso guionista Dan O'Bannon, el creador original del concepto que terminaría convirtiéndose en Alien, El octavo pasajero. Siendo todavía un estudiante, O'Bannon dio sus primeros pasos en el mundo del cine al colaborar junto con John Carpenter y Ron Cobb en la filmación de Dark Star (1974), una hilarante película de acción espacial. La experiencia en este proyecto inicial llevaría al joven guionista a efectuar ciertas alteraciones en el argumento de Dark Star, conservando los elementos de ciencia ficción, pero cambiando el tono del nuevo guión. Al descartar los tintes cómicos, O'Bannon buscaba favorecer una trama dominada por el suspenso y el terror espacial. El resultado fue un escrito, titulado Memory. Esta primera versión de los eventos se asemejaba demasiado a la historia que finalmente sería filmada.
El siguiente paso en la carrera de O'Bannon se encuentra marcado por uno de los proyectos fallidos más fascinantes de la historia del cine: Dune de Alejandro Jodorowsky, una película que, a pesar de nunca haberse filmado, supo convertirse en una gran influencia, indispensable para lograr entender el rumbo seguido por la ciencia ficción desde aquel entonces. Era 1975 y el director chileno pretendía adaptar la novela de Frank Herbert, aportando una interpretación personal. En sus propias palabras: “Yo quería hacer una película que diera a la gente que tomaba LSD en esa época las alucinaciones que la droga daba. Mi ambición con Dune fue tremenda”. Jodorowsky estimaba que el filme duraría alrededor de quince horas, con un costo de millones de dólares. Tal vez lo más interesante sean los nombres que participarían en este proyecto. Bajo la dirección de Jodorowsky se encontraba un equipo creativo que incluía la presencia de H. R. Giger, Jean Giraud (más conocido por su pseudónimo Moebius), Chris Foss y el propio O'Bannon. La cinta contaría con las actuaciones de Salvador Dalí, Orson Welles, Gloria Swanson, Udo Kier, Amanda Lear y David Carrandine, entre otros. La música iba a estar a cargo de Pink Floyd, la banda francesa progresiva Magma y el compositor alemán Karlheinz Stockhausen. El mayor problema fue la imposibilidad de encontrar un estudio que estuviera dispuesto a financiar una empresa de tal magnitud, siendo esta la razón principal detrás de la cancelación de Dune. La visión de Jodorowsky se hallaba muy adelantada para su época, resultando posible afirmar que, en caso de haberse concretado su rodaje, habría constituido un hito dentro del género sci-fi. Esta odisea cinematográfica representaba una propuesta muy interesante, que pagó el precio de ser demasiado original y surrealista para su tiempo. Sin embargo, este supuesto "fracaso" sirvió para que O'Bannon conociera a Giger, quedando encantado con los diseños de este último. Asimismo, Moebius y Foss también se mostraron interesados por las ideas del guión que O'Bannon tenía en mente.
Tomando su inspiración de películas como The Thing from Another World (1951) y Forbidden Planet (1956), O'Bannon se dedicó a realizar modificaciones en su historia, teniendo en mente la idea de introducir un monstruo basado en las creaciones de Giger. El nombre del viejo escrito, Memory, fue reemplazado por el de Star Beast, para finalmente terminar adoptando el título que todos conocemos. Alien no sólo era una palabra que se repetía muchas veces a lo largo del guión, sino que también resultaba más simple y tenía un doble uso gramatical como sustantivo y adjetivo. El éxito de Star Wars (1977) generó un gran interés por la ciencia ficción espacial, iniciando un fenómeno sociológico que dejaría una profunda huella en la industria. Como era de esperar, los estudios tomaron nota rápidamente. Si consideramos este contexto, no es de extrañar que 20th Century Fox aceptara financiar el proyecto de O'Bannon.
La filmación de Alien empezó en 1978 en los Estudios Shepperton, con sede en Inglaterra. Las sugerencias de Ronald Shusett fueron esenciales para que O'Bannon delineara la versión final del guión. La historia sigue los pasos de los tripulantes de una nave de carga espacial, el Nostromo, los cuales despiertan de su hipersueño para responder a una misteriosa señal de auxilio, proveniente del planetoide LV-426. La amenaza se encuentra representada por el xenomorfo, una criatura alienígena que es casi indestructible. Definido como "el organismo perfecto", el xenomorfo posee ácido en lugar de sangre, es capaz de sobrevivir a temperaturas extremas y cuenta con una gran habilidad para ocultarse. Con este argumento se producía el encuentro entre los relatos de viajes interestelares y el terror en su faceta más claustrofóbica. En la silla de director se encontraba Ridley Scott, quien hasta ese momento era conocido por su película The Duellists (1977). El equipo creativo de Alien reunía una vez más a los miembros del grupo que anteriormente había congregado Jodorowsky: Giger se encargó de los seres extraterrestres y su entorno, Moebius ideó los trajes espaciales y Foss se dedicó a diseñar las naves humanas (el Nostromo, así como también su nave auxiliar, el Narcissus) con sus respectivos interiores. Esta fue una decisión muy acertada, debido a que permitió enfatizar el contraste entre los dos mundos, terrestre y alienígena.
La identidad de la tripulación del Nostromo constituye una de las principales novedades que Alien introdujo. Al presentar a nuestros protagonistas como empleados de la corporación Weyland-Yutani, es decir, como trabajadores, se generaba algo muy diferente, en especial si lo comparamos con los personajes que poblaban las historias de ciencia ficción en aquel entonces. Ya no se trataba de seguir los pasos de inalcanzables héroes intergalácticos o de un grupo de cosmonautas de élite. En Alien los espectadores se encontraban frente a un grupo de trabajadores, una suerte de "space truckers", cuya tarea era transportar minerales a la Tierra. La mayor preocupación de los tripulantes del Nostromo no es otra que arribar a su destino, para así poder cobrar su paga. Este es un aspecto que debe ser señalado, tanto por sus implicancias, como por su originalidad. El octavo pasajero nos está sugiriendo un futuro en el que las coordenadas espacio-temporales están modificadas para todos, lo cual contribuye a que las interacciones entre la crew del Nostromo resulten mucho más convincentes. En mi opinión, esta sensación de autenticidad pocas veces ha conseguido ser igualada en el cine de ciencia ficción. Esto constituye, en sí mismo, uno de los logros más notables de esta cinta (que ya tiene más de cuarenta años).
Hablar de Alien significa hacer referencia al legado de Giger y su importancia. La película se sirve de la biomecánica gigeriana para acentuar muchas de las connotaciones sexuales presentes en su trama. El diseño visual del xenomorfo es uno de los aspectos que mayor impresión causó en el público, convirtiendo a la criatura en un ícono cultural, fácilmente reconocible. El artista suizo creó uno de los monstruos más intimidantes que se han visto en el cine, ya sea por los tonos oscuros de su exoesqueleto, su apariencia metálica o la combinación entre una forma humanoide y la maquinaria industrial. Al mismo tiempo, la criatura ostenta un cierto grado de sofisticación en sus estilizadas formas. El xenomorfo nos remite a visiones de pesadilla, dignas de un oscuro mundo en donde lo mecánico, lo ominoso, el sexo y la muerte se encuentran entremezclados. Al contemplarlo, logramos percibir el contraste entre la elegancia y el horror. Ese es, a mi juicio, el gran talento que poseía Giger, la capacidad de mostrar la belleza en lo grotesco.
Siempre me resultó interesante que O'Bannon y Giger fueran admiradores del gran H. P. Lovecraft (1890-1937), uno de mis escritores favoritos. La influencia de este último es dominante en El octavo pasajero, un filme que se encuentra sumido en una atmósfera de horror cósmico. Empezando por la historia, el guión escrito por O'Bannon contiene muchos elementos de clara inspiración lovecraftiana. En cuanto al diseño visual, sólo basta con recordar que el primer libro de ilustraciones de Giger se llamó Necronomicon, al igual que el libro del árabe loco Abdul Alhazred, una de las creaciones más memorables del autor de Providence. En este sentido, uno de los momentos más significativos de Alien tiene lugar cuando los tripulantes del Nostromo descubren el origen de la señal que los llevó al enigmático planetoide LV-426. Se trata de una nave alienígena estrellada (conocida como Derelict). El interior de la misma presenta la apariencia de un organismo viviente, algo que es totalmente incomprensible para los ojos humanos. Al adentrarse en lo que parecería ser una sala de mando, tres de nuestros protagonistas se topan con los restos fosilizados del piloto (el "Space Jockey"). El misterio se intensifica cuando uno de los personajes, Cane (John Hurt), descubre que en la bodega de carga de la nave se encuentran cientos de huevos de xenomorfo. ¿Cómo podemos interpretar esta escena? En su ensayo titulado Supernatural Horror in Literature, Lovecraft afirma lo siguiente: "The oldest and strongest emotion of mankind is fear, and the oldest and strongest kind of fear is fear of the unknown". Los creadores de Alien entendieron muy bien esta noción, manteniendo el enigma que evoca un temor primordial. No recibimos ninguna explicación acerca de los orígenes del "Space Jockey" o del xenomorfo, pero sólo con verlos podemos intuir que provienen de un mundo que desconocemos, una lejana realidad con la que es preferible no entrar en contacto. ¿Hay algo más lovecraftiano que eso?
El otro gran antagonista de Alien está representado por Weyland-Yutani. La corporación pretende adquirir un ejemplar del xenomorfo, con el fin de convertirlo en un arma biológica. Esto se evidencia hacia el final de la película, en el momento en que Ripley (Sigourney Weaver) descubre que existe una orden ejecutiva proveniente de "la compañía" donde se especifica que la criatura debe ser enviada a la Tierra para su análisis, considerando todo lo demás como secundario y declarando a la tripulación como "prescindible" (Orden Especial 937). Las corporaciones malignas son una temática recurrente en el cine de ciencia ficción, en especial durante los ochenta. Como antecedente puede mencionarse a la Soylent Corporation (Soylent Green, 1973). Con el paso del tiempo, harían su aparición la Tyrell Corporation (Blade Runner, 1982), Cyberdyne Systems (Terminator, 1984) y Omni Consumer Products (Robocop, 1987). Estos conglomerados suelen perseguir cualquier opción que les permita aumentar sus beneficios, exhibiendo una indiferencia total por el bienestar de sus empleados. No se alejan demasiado de sus equivalentes en la vida real.
El encargado de cumplir con esta orden es Ash (Ian Holm), el oficial científico del Nostromo. En el clímax del filme se descubre que este personaje es, en realidad, un androide que actúa como agente encubierto de la corporación. Con dicha revelación, la película nos presenta un giro argumental muy interesante, aunque tal vez la palabra traición no se ajuste a este caso. Ash puede seguir la directiva de la compañía porque es un sintético, es decir, una máquina que está programada para cumplir funciones. Su comportamiento es el de un autómata que solamente obedece órdenes. Por ende, es amoral, no hace el bien ni el mal. La única referencia que posee es su base de datos. Al ser un androide, él es capaz de ejecutar la Orden 937, sin mostrar ningún tipo de remordimiento por lo que pueda llegar a sucederle a sus compañeros. En cuanto a estos últimos, si se sienten traicionados es porque son humanos. Ash incluso confiesa la admiración que le genera el xenomorfo, refiriéndose al mismo como "un sobreviviente, libre de conciencia, remordimiento o delirios de moralidad". Parecería casi como si el sintético estuviera comparando a la criatura con los humanos y de allí surgiera esa idealización.
El reparto de Alien estuvo integrado por algunos de los mejores actores de su generación, contando con los nombres de Sigourney Weaver (en el papel que la llevaría a la fama), Veronica Cartwright, Yaphet Kotto, Tom Skerritt, Ian Holm, Harry Dean Stanton y John Hurt. La visión de Scott se vio complementada por el trabajo del director de fotografía, el mítico Derek Vanlint. La película ganó el premio Óscar a los "Mejores efectos visuales" en 1979. Respecto a la música, creo que la banda sonora de Jerry Goldsmith consigue captar brillantemente la sensación de extrañeza que nos transmite el filme.
Alien es una de las grandes joyas del terror y la ciencia ficción moderna. A pesar del paso del tiempo, El octavo pasajero seguirá ocupando su merecido lugar dentro de los clásicos de la historia del cine.