Se termina 2024. Este diciembre me encuentra revisionando Cowboy Bebop (película incluida), un anime al cual vuelvo cada tanto desde su estreno en ese gran canal que fue Locomotion, allá por un lejano 2001. ¿Qué les puedo decir? Si todavía no han visto Bebop, háganlo ya. No esperen. En mi opinión, la serie ha envejecido como el buen vino. Ni hablar del magnífico soundtrack. Además, cada vez que vuelvo a ver Bebop me invaden los recuerdos...muchos recuerdos (piensen que crecí viendo las andanzas de estxs bounty hunters del espacio).
Creo que el verdadero atractivo de Faye, al igual que sucede con el resto de la crew de la Bebop, es que en el fondo ella es una loser. Si bien veo que siempre la presentan como la gran femme fatale del anime, me parece que ese lugar le corresponde un poco más a la legendaria Fujiko Mine.
Y hablando de Fujiko...a diferencia de las anteriores, esta revisión de Bebop fue un poco más reveladora. ¿Por qué digo esto? El año pasado me sumergí de lleno en una de sus inspiraciones principales: el universo de Lupin III. En 2023 me vi casi todo lo que pude de Lupin (al menos las películas, los especiales para la TV y las primeras dos series). Pasar por esa experiencia permite apreciar otros detalles y sutilezas del mundo habitado por Spike y compañía.
Niño maloso de la Session #6 usando la chaqueta verde del primer Lupin
El episodio 11, Toys In The Attic, un genial guiño al Octavo Pasajero (película que ha tenido su reseña en este blog). Spike es Spike.
El personaje de Ed me cayó mucho más simpática y tolerable de lo usual. En definitiva, Ed y Ein son ese necesario contrapeso, siempre cómico, optimista y esperanzador. Por cierto, tremendo episodio Mushroom Samba.
Durante muchísimo tiempo, mi episodio favorito fue Pierrot Le Fou. Sin embargo, si me preguntan ahora, diría que mi preferido es Ganymede Elegy. Seguramente, este cambio en la apreciación se deba a la perspectiva aportada por la edad, resultante de las vivencias y encargada de llevarnos hacia otra mirada de las cosas. No me malinterpreten, como propuesta Pierrot Le Fou sigue siendo pura adrenalina, con algunas de las mejores secuencias de acción que se han animado. Sucede que, gracias al paso del tiempo, aprecio más y más los episodios centrados en Jet (punto para el hombre del brazo metálico).
Por último, una leve crítica que no puedo evitar: Vicious es un malo de anime del montón, bastante genérico. No jodamos. Parece salido de un pésimo fanfic. Y el antagonista de la película, Vincent, anda por ahí. ¿A Cowboy Bebop le faltó un Griffith? Pregunta para responder en otra ocasión.
En fin, creo que Cowboy Bebop seguirá siendo una obra esencial para comprender la recepción del anime en Occidente. Dicha importancia se debe, en gran parte, al hecho de haber sabido combinar distintos géneros, estilos e influencias.
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